Si crees que para lanzarte en trineo tiene que haber nevado antes, eso es porque todavía no conoces las pistas y toboganes de verano suizas.
Presta mucha atención si eres de los que cuando todos dicen blanco, tú dices negro, o si como el salmón, prefieres nadar a contracorriente. Ahora que ha llegado el verano parece que la playa o la piscina son las únicas opciones donde uno puede disfrutar de sus vacaciones, pero te vamos a demostrar que no es así. Dale la vuelta a la tortilla y aprovecha la época estival para lanzarte en trineo por un tobogán, una actividad perfecta para disfrutar en familia, porque sin duda entusiasmará a los más pequeños. La oferta de trineos de verano y toboganes es muy amplia, así que déjate guiar por nuestra selección.
Empezamos con la pista de trineo más larga de Europa. Y no lo decimos nosotros, sino el Libro de Récords Guiness. Se llama Pradaschier y la encontrarás en las cercanías de Lenzerheide, en el corazón de los Alpes Suizos. Tiene más de tres kilómetros de largo y una treintena de curvas, pero lo mejor es que la diversión aquí no acaba nunca: podréis lanzaros tantas veces como os apetezca porque en cuanto lleguéis al final, en Churwalden, un telesilla os esperará para conduciros de nuevo al punto de partida. No os preocupéis si llegáis de noche, el trineo también estará en funcionamiento y perfectamente iluminado gracias a los potentes focos que os permitirán admirar el entorno.
Pero si lo que buscáis son emociones fuertes de verdad, entonces Feeblitz es vuestra pista. La encontraréis en Saas-Fee, uno de los lugares ideales a los que viajar con niños, un auténtico pueblo totalmente peatonal en el que está prohibido usar el coche. Sólo se permite la circulación de unos curiosos vehículos eléctricos, una especie de buggies que ayudan a la hora de trasladar el equipaje desde el aparcamiento a los hoteles. Si os animáis a ir a la pista Feeblitz, aviso a “trineantes”: poco después de la salida, la pista realiza un auténtico giro de 360 grados a una altura de nueve metros que sin duda os provocará un cosquilleo en el estómago. Pero nada comparable al que sentiréis cuando el trineo pase por la famosa curva del trampolín, y todavía os quedarán los tres impresionantes saltos que ponen el broche final a este recorrido de 900 metros.
Siguiendo con nuestro repaso por las pistas de trineos, para los amantes de la velocidad se ha creado la pista de Rellerli, en Gstaad, ubicada en el cantón de Berna. Aquí pasaréis de una altura de 40 metros a otra de 1830, así que la diversión está garantizada. Es importante que llevéis gafas de sol porque el tiempo suele ser excelente durante todo el año. Y hablando de sol, la pista Solarbob, en Langenbruck, es especialmente idónea para transmitir a los más pequeños la importancia de cuidar el medio ambiente. Es la primera pista que se hace valer de la energía solar para poner en marcha el ascensor que os conducirá hasta lo alto del tobogán. Pero que no cunda el pánico si el día sale nublado, porque en esos casos también se puede disfrutar del tobogán gracias al excedente de energía que se conserva de otros días. Otra peculiaridad es que los trineos de esta pista tienen una palanca que os permitirán elegir si preferís descender a toda velocidad o a un ritmo más tranquilo.
Y de pistas de trineo a toboganes. No os podéis perder el tobogán más largo de Suiza, en Fräkmüntegg, situado en el Monte Pilatus. Tiene casi 1.5 kilómetros de curvas cerradas y saltos, pero lo mejor es que su situación a más de 1.400 metros por encima del mar os ofrecerá unas vistas que difícilmente encontraréis en otro lugar del país. Eso sí, elegid bien qué día acudir porque sólo lo encontraréis abierto los días secos del verano.
En el Alpine Coaster, en Les Diablerets, la conocida estación de esquí, alcanzaréis una velocidad de hasta 40 kilómetros por hora, pero tranquilos que la podréis regular mediante frenos. Hay curvas espectaculares, subidas, bajadas, puentes, pero aun así lo mejor de todo es la vista de las montañas que rodean al tobogán. Sólo podréis acceder a él de abril a septiembre, aunque en caso de fuertes vientos permanecerá cerrado. Así que si lo que queréis es despreocuparos de la climatología, entonces el tobogán cubierto de Schongau es la mejor opción. No encontraréis otro por el que podáis lanzaros incluso los días de tormenta.
Si los toboganes suizos se te quedan cortos…
El más alto del mundo es acuático y está en Kansas City. Se llama Verrückt, que significa loco en alemán, y sí que hay que estarlo un poco para lanzarse por él a 104 kilómetros por hora desde una altura equivalente a 17 pisos.