La ciudad de París es uno de los destinos románticos por excelencia, pero en Francia también existen pequeños rincones escondidos y con un encanto especial.
Dar un paseo por las calles de Josselin es como transportarse a otra época. Esta pequeña comuna francesa situada en la región de Bretaña cuenta con poco más de 2000 habitantes, pero ha sabido conservar su espíritu medieval a través de los siglos.
Un claro ejemplo es la fortaleza que domina la ciudad. El Castillo de Josselin y su mezcla de estilos gótico y renacentista bien podría haber sido el escenario de un cuento de hadas. Viéndolo, no es difícil imaginarse una princesa encerrada en una torre, esperando ser rescatada por un príncipe, o al revés, si preferimos los cuentos modernos. Lo cierto es que entre los muros del Castillo de Josselin se respira la historia de sus ilustres habitantes. Es indispensable una visita para conocer su pasado turbulento.
Guethenoc, vizconde de Porhoet, de Rohan y de Guemené ordenó construirlo alrededor del año 1008. Años más tarde, el que fuera comandante en jefe de los ejércitos reales, Olivier de Clisson se hizo con el castillo, transformándolo en una magnífica y lujosa fortaleza con una torre del homenaje y otras nueve torres.
En el siglo XVII, su dueño por aquel entonces, el Duque Henri de Rohan se unió a la causa protestante en contra del rey Luis XIII. Como castigo a su rebeldía, el cardenal Richelieu, ordenó la destrucción de la fortaleza.
Durante la Revolución Francesa , el castillo fue utilizado como prisión. Se reconstruyó a partir de 1832 y a día de hoy reside en él, Josselin de Rohan, decimocuarto duque de Rohan, senador y antiguo presidente de la región de Bretaña. Incluso hace no mucho se convirtió en el escenario de la serie romántica «Fleurs et brume.» Esta producción estaba basada en una novela del escritor taiwanés Chiung Yao, y se emite con gran éxito en China y Corea.
En una visita guiada podréis recorrer las habitaciones de la planta baja del castillo, el patio y sus amplios jardines perfectamente esculpidos de estilos francés e inglés. Los antiguos establos albergan hoy un Museo de Muñecas. El precio de entrada al castillo y que incluye visita guiada, es de 8’20€. La temporada de visitas comienza en abril y finaliza en octubre.
Tan antiguo como el castillo, es el acogedor barrio de Sainte-Croix, donde descubriréis calles estrechas, casas medievales de madera, cubiertas de teja y ventanas llenas de flores de colores.
Josselin ostenta el título de «Petite Cité de caractère», pequeña ciudad de carácter, debido a la calidad de sus edificios históricos.
La Basílica de Notre-Dame du Roncier, del siglo XVI combina un ambiente románico y gótico. Una leyenda local cuenta que un campesino del siglo IX descubrió en un bosque la estatua de la Virgen y que ésta devolvió la vista a su hija ciega. La Basílica de Notre-Dame du Roncier es un santuario que conmemora este milagro. Esto hizo que se convirtiera en un lugar de peregrinación de enfermos en busca de curación. No dejéis de subir a la torre para contemplar una vista panorámica de todo el pueblo.
Y para dar un último toque romántico a este viaje, podéis dar un paseo por el Bois d’Amour, literalmente el bosque del amor.