¡Sin miedo al frío! Experiencias únicas en el invierno nórdico
Decía un libro que las bicicletas eran para el verano. Puede ser, pero hay un montón de actividades que se pueden hacer en invierno. Es más, deben hacerse en invierno. Y, para ello, los países nórdicos están hechos a medida. Si estás pensando donde ir en invierno porque quieres hacer un viaje diferente, no te pierdas esta lista de destinos y experiencias que harán que tu próximo viaje esté lleno de contrastes maravillosos. Y es que vivir el invierno nórdico es una de esas experiencias que todo buen viajero debería tener al menos una vez en la vida.
1. Noruega y un crucero en los fiordos
Los fiordos noruegos son uno de esos paisajes que debes admirar sí o sí. Una naturaleza salvaje, agreste y nevada, porque el invierno es una estación perfecta para conocer el país nórdico. El frío y la nieve no serán impedimento, solo necesitarás abrigarte y disfrutar de paisajes diferentes. Además de los fiordos, Noruega te ofrece un espectáculo natural único en el mundo: las auroras boreales. El mes de enero es perfecto para ver estas luces en el cielo, cuando tiene lugar un festival en torno a este fenómeno, el Festival de la Aurora Boreal, en la localidad de Tromso, dentro de los límites del Círculo Polar Ártico.

2. Islandia y el avistamiento de ballenas
El encanto de los circuitos por Europa, si te decantas por la parte más pegada al norte, radica en su naturaleza salvaje, acompañada de todo tipo de fauna ajena a lugares más cálidos. El avistamiento de ballenas en su hábitat natural es una de las actividades preferidas por los visitantes. Podrás tomar alguno de los cruceros en invierno que salen desde Reikiavik para conocer de cerca la ballena jorobada o el rorcual. Y esta actividad la puedes complementar con otra preferida por los islandeses: los baños en aguas geotermales. La Laguna Azul es la más conocida, pero encontrarás muchas más repartidas por todo el país, donde podrás interactuar con la gente local. Y para conocer la parte más agreste y salvaje del país, acércate al parque nacional Vatnajokull, uno de los más grandes de toda Europa y que ocupa buena parte del país insular.
3. Finlandia y la casa de Santa Claus
No importa la edad que tengas, una visita a la casa de Santa Claus es una experiencia en sí misma. Tendrás que acercarte a la Laponia finlandesa, en la localidad de Rovaniemi, dentro de los límites del Círculo Polar Ártico. Podrás hablar con él y conseguir un certificado si has sido bueno ese año. Además, en la zona puedes tomar algo en un auténtico bar de hielo o dormir en hoteles baratos helados. En su interior la temperatura no baja de -5 grados, aunque piensa que el exterior puede alcanzar los -30 grados. Y si te quedas con ganas de una aventura extrema, prueba a embarcarte en un auténtico buque rompehielos. Lo podrás hacer en la bahía de Botnia, en cuyas aguas podrás bañarte en medio de los trozos de hielo.

Como ves, hay alternativas para disfrutar del frío, ¿has elegido ya tu preferida?