Sobrevivir al calor viajando con niños
Ola de calor, operación salida, noche de San Juan, días eternos, bares que sacan sus terrazas a pasear, vacaciones en los colegios… ¡confirmado! Una vez más, el verano ya está entre nosotros y con él, uno de los momentos del año en los que más personas aprovechan para disfrutar de los beneficios del viaje en familia.
Ya sea pensando en un viaje largo, en una escapada más corta o en un apartamento en la playa, lo cierto es que pasamos más horas de las habituales en el exterior y por lo tanto, estamos mucho más expuestos al sol y al calor que el resto del año.
En general, los españoles estamos bastante concienciados sobre cómo debemos equiparnos para el sol. Seguro que no es la primera vez que ves a un grupo de extranjeros quemados de arriba abajo.
Y es que por mucho que a alguien le digas que en España hace mucho sol, les cuesta entender hasta qué punto puedes llegar a quemarte de la misma forma que a nosotros nos cuesta equiparnos para continuar con la vida si fuera diluvia.
Hace algunas semanas, estuvimos de viaje por Egipto con un niño de 2 años y medio y entre las cosas que más nos preocupaban estaban el calor y la falta de humedad en el ambiente. De hecho, una vez que volvimos del viaje, ha sido una de las preguntas que más nos han hecho: ¿qué tal ha llevado el “peque” el calor?
Una vez más, nos sorprendió gratamente que nunca se quejó por ello.
Aunque es cierto que tuvimos en cuenta una serie de precauciones que compartimos con vosotros, con el fin de que el calor no sea un problema para viajar con vuestros hijos este verano.
Antes de entrar en materia, partamos de la base de que hay algunas incomodidades que a los adultos se nos hacen muy cuesta arriba y que para los niños son perfectamente asumibles, como por ejemplo el calor o la lluvia, pero eso no significa que debamos bajar la guardia. Así que…
- Hay que cubrirse físicamente del sol. Ya existen líneas de ropa con protección solar y si no, hay que llevar ropa fresca de manga larga. Y en el caso de los bebés, sombrillas. Los tirantes mejor dejarlos para cuando ya haya caído el sol y no haya riesgo de quemarse. También es imprescindible llevar gorra o sombrero y si tiene el pelo corto, de esas que cubren hasta el cuello (estilo Pocoyó).
- El uso de protectores solares a partir de los 6 meses, antes hay que evitar la exposición directa al sol y utilizar los filtros físicos, como la ropa y las sombrillas. Las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría con respecto a la protección solar en niños y bebés a partir de los 6 meses, son las de utilizar mejor los filtros físicos (entre sus ingredientes suelen contener sustancias como el dióxido de titanio y el óxido de zinc) que actúan reflejando la luz solar que los químicos. Siempre factores de protección solar por encima de 30, aplicados 15-30 minutos antes de la exposición al sol y repitiendo la aplicación cada dos horas si están en el agua.
- Evitar la deshidratación. Esto significa beber agua (mejor en sorbos pequeños y muchas veces), además de consumir alimentos que la contengan en gran cantidad (como las frutas). Para los niños que no les gusta mucho el agua, se pueden hacer aguas saborizadas caseras añadiendo unas rodajes de limón, lima, pepino… queda un efecto muy refrescante y es una forma de evitar los zumos de sabores ultra azucarados. Si te diriges a un destino de calor extremo como es el caso de Egipto, es más aconsejable consumir líquidos calientes o a temperatura ambiente. Verás que la gente del país lo hace habitualmente con el objetivo de aumentar la temperatura interior del cuerpo y sudar mucho menos. Deja en casa los abanicos si vas a un destino de mucha humedad porque te hacen sudar todavía más. No salgas de casa sin una botella de agua desechable por adulto como mínimo y si hay más de un niño muy pequeños, una para cada dos. Aprovecha todas las fuentes que te cruces en tu camino para remojarte un poco y rellenar tu botella de agua desechable. También puedes hacerte con un vaporizador y rellenarlo de agua para refrescar la cara y la cabeza de vez en cuando.
- Ante todo actitud. No hagas comentarios negativos sobre el calor que hace. Habla de que estamos en verano, que tenemos muchas horas de luz, que podemos mojarnos en la calle, que es tiempo de helados… Sé un buen ejemplo a la hora de equiparte para el sol. Aprovecha para enseñarle a tu hijo que tú también sabes que lo más importante en esta vida no es estar moreno. Con los niños suele funcionar mucho mejor lo que hacemos que lo que les decimos.
- A quien madruga… Levántate todo lo temprano que puedas y aprovecha las horas centrales del día para intentar echar una siesta reponedora, buscar un lugar con aire acondicionado en el que descansar un rato y que permita aguantar un poco más por la noche. Intenta evitar los cambios bruscos de temperatura en la medida de lo posible. Son los responsables de los famosos “golpes de calor”.
Recuerda que, aunque el cuerpo se acostumbra rápido a casi cualquier temperatura, no está de más darle un tiempo para ello y ayudarle siguiendo estas recomendaciones.