Si había un lugar en Italia que siempre había deseado visitar, ese era los restos arqueológicos de la antigua ciudad romana de Pompeya.
El drama que sufrió esa ciudad durante la erupción de su cercano volcán Vesubio, allá por el año 79 d.C., siempre me había subyugado. Y aún más la posibilidad de, tras su recuperación arqueológica, poder pasear por sus calles y edificios.
Mi gran pregunta era si realmente te ibas a sentir trasladado a una verdadera ciudad romana. La respuestas es que si. De entrada te diré que Pompeya se encuentra muy cerca de una de las ciudades más curiosas de Italia, la histórica y caótica Nápoles, a la cual puedes llegar en vuelo directo desde España.
Ahora bien, yo llegué a Pompeya en una ruta en coche que desde el norte de Italia me llevó hasta el sur, lo que me permitió estar varios días en Nápoles y sus alrededores, donde tienes muchos rincones interesantes para visitar, incluida la Costa Amalfitana y la isla de Capri.
Antes del viaje, una amiga bien conocedora de la zona me avisó de que la visita de Pompeya me llevaría más de seis horas, lo que inicialmente no creí. Ahora te confirmo que tenía toda la razón.
Es más, la visita de Pompeya te llevará todo el tiempo que quieras, por lo que lo recomendable es que te reserves una jornada completa.
¿Sabías que Pompeya y España tienen un muy importante vínculo?
Hasta principios del siglo XVIII los restos de la ciudad romana permanecían ocultos, y fue precisamente el entonces rey de España y también de Nápoles, Carlos III, quien promovió las excavaciones y sacó a la luz sus primeros restos.
Ahora durante tu visita de Pompeya podrás pasear por sus calles, y podrás ir entrando en diversos edificios que con el tiempo se han ido restaurando.
A este respecto te destaco las casas de Venus de la Concha y de Octavius Quartio, donde podrás ver sus patios y diversos frescos pompeyanos que se conservan en algunas de sus estancias.
Pero al respecto la casa que sin falta deberás visitar es una antigua villa romana situada ya fuera de los lindes de la ciudad de Pompeya, la Villa de los Misterios, donde verás los mejores frescos pompeyanos que se conservan en los restos arqueológicos.
Durante tu paseo también verás otros rincones característicos de una ciudad romana, como el Foro, templos o un gran anfiteatro. Y no debes dejar de ver las termas y el lupanar, un antiguo prostíbulo romano donde verás curiosos frescos.
Por otro lado, quizás no sepas que Pompeya es solo el principal de los enclaves que alrededor del Vesubio sufrieron los efectos de la dramática erupción.
Hay otros lugares que también son visitables y, entre ellos, sin duda el más recomendable es la pequeña ciudad romana de Herculano, situada a medio camino entre Nápoles y Pompeya.
De Herculano te diré que su visita incluso me parece más interesante que la propia Pompeya, pues al quedar cubierta bajo 16 metros de lava, sus edificios han tenido una mucha mejor conservación.
De mucha menor extensión, pues la mayor parte de Herculano permanece oculta bajo la superficie, la podrás visitar en un par de horas, pero en tu paseo podrás ver numerosos edificios, algunos de dos pisos, donde se conservan muchos frescos pompeyanos.
Ahora bien, toma nota de que tu visita de Pompeya y Herculano estará totalmente incompleta si en tu viaje no vas al museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Ahí es donde se conservan la mayor parte de los frescos pompeyanos y objetos de todo tipo que en las diversas excavaciones realizadas a lo largo de la historia se han ido sacando a la luz. La visita de la sección dedicada a Pompeya en este gran museo es una verdadera maravilla, y ahí es donde realmente verás la faceta más artística de este gran enclave arqueológico.
Finalmente, no dejes de ver la enorme e impresionante maqueta que de la ciudad de Pompeya se expone en el citado museo de Nápoles. Realizada en 1861 en escala 1:100, constatarás las grandes dimensiones de la antigua ciudad romana, y seguro que te entretendrás tratando de identificar sus más destacados monumentos y rincones.
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