Olvida los tapones para los oídos. Existen lugares repartidos por el mundo tan tranquilos y relajantes, que se convierten en el mejor reducto para escapar del estrés de la ciudad.
Ni siquiera el canto de un pájaro (Bosque de Hoh, Port Angeles, Washington)
Nada. Eso es lo que escucharás durante al menos quince minutos es este bosque tropical situado en la península olímpica. En lugares concretos del parque y durante intervalos que llegaron a alcanzar el cuarto de hora, la grabadora del especialista en ecología acústica Gordon Hempton no recogió ningún sonido. Tras largos estudios por todo el mundo llegó a concluir que el bosque de Hoh es uno de los tres lugares más tranquilos del mundo (los otros permanecen en el anonimato). Pertenece al Olympic National Park y en sus alrededores transcurre el río Hoh del que toma prestado su nombre. Se le suele considerar selva con su condición tropical y aquí puedes disfrutar de este ‘no sonido’ acampando y realizando alguna ruta de ‘trekking’.
Menos vida que en Marte (Desierto de Atacama, Chile)
Poco ruidoso suele ser un desierto y el de Atacama no es una excepción. En lo que sí difiere de sus hermanos asiáticos o africanos es en que el chileno es el más árido del planeta, algo que hace casi inviable la vida animal y por lo tanto reduce considerablemente la posibilidad de que exista sonido alguno. Si a esto le sumamos que sus arenas sirven a la NASA para realizar experimentos comparándolo con la atmósfera de Marte, la calma está asegurada. Eso sí, procura no viajar durante los campeonatos de rally o la Carrera Solar Atacama (con coches propulsados por la energía del sol) u obtendrás precisamente lo contrario. El volcán Llullaillaco es el punto de más altura con 6.739 metros sobre el nivel del mar. También alberga varios salares y el Valle de la Luna, una formación de crestas erosionadas a lo largo de los milenios por la erosión fluvial y eólica.
¡Shssss, estamos de caza! (Selous, Tanzania)
Primera máxima cuando vas de caza: el silencio. Precisamente es lo que reina en una de las mayores reservas cinegéticas del mundo: Selous. Se encuentra en Morogoro, en el sur de Tanzania. Es posible que no sea el lugar más silencioso del planeta, pero desde luego el sonido de la naturaleza no es ruido. Aquí escucharás los rugidos de los leones, los barritos de un elefante o el sonido del agua al bañarse un hipopótamo. Un verdadero safari. 55.000 kilómetros cuadrados de biodiversidad y parajes de naturaleza intacta que le han valido el título de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, quien en 2014 también la declaró reserva en peligro debido a la caza, en este caso a la furtiva.
Aquí el silencio cuesta dinero (Isla de Yap, Micronesia)
La moneda en curso es de todo menos corriente en la Isla de Yap. En este archipiélago del Pacífico formado por cuatro islas y una población de 6.000 habitantes, el sistema monetario son las piedras ‘rai’. Guijarros de diferentes tamaños que sirven como dinero pero que no se guarda en el bolsillo, más que nada porque algunas pueden llegar a pesar varias toneladas y su valor varía en función de la envergadura: con una pequeña pueden comprar un animal, mientras que con una enorme, una vivienda y hasta un poblado. Además, las de mayor volumen puedes verlas si paseas por la isla. Su nombre ‘rai’ significa ballena ya que esta era la apariencia original en la que tallaban las piedras hasta que posteriormente se confeccionaron en forma circular. Y aunque esta moneda continúa en vigor para transacciones comerciales entre los locales, también aceptan dinero occidental, sobre todo en su capital, Colonia. Lo que no admiten es el ruido. En una forma de vida tan ancestral y natural es normal que hasta la música alta en un coche pueda llegar a molestar e incluso ser sancionable.
Insonorizado por sus aguas (Islas Surin e islas Similan, Tailandia)
Donde seguro que no escuchas nada es dentro del agua, y eso es lo que se hace en estas islas: bucear. Una de las capitales mundiales de este deporte acuático mantiene esa sensación de insonorización incluso cuando sacas la cabeza al exterior. Las islas Similan son nueve, están cercanas a Phuket, en el mar de Adamán. Tres de ellas se conservan para el desove de las tortugas, mientras que las otras seis pueden ser visitadas en especial para la práctica de ‘snorkel’. Podrás alojarte en las más grandes: Koh Meang y Koh Similan. O si lo prefieres, realizar una excursión de un día desde Khao Lak o Phuket. Aguas turquesas, arena blanca y fina, enormes rocas negras torneadas por el agua y el viento, y una vegetación frondosa, permanentemente regada en las épocas de grandes lluvias (precisamente la mejor época para viajar es fuera de esta estación, de noviembre a mayo).
El gran explorador del siglo XX, Jacques-Yves Cousteau descubrió la ‘Roca Richelieu’, el mejor lugar de buceo de Tailandia y uno de los mejores del mundo. Se encuentra en las Islas Surin (Mu Ko Surin National Park), también en el mar de Adamán pero más al norte de las anteriores y forman un archipiélago de cinco cayos lleno de arrecifes vírgenes que podrás ver de cerca a través de tus gafas submarinas.