Sabemos que los ingleses desayunan salado, pero eso no quiere decir que no les guste el dulce. Sacamos tu lado más goloso en un paseo por el Londres más azucarado.
La capital inglesa tiene una nueva reina y no vive en el Palacio de Buckingham. Lily Jones, el cerebro detrás de ‘Lily Vanilli’, se ha convertido en la nueva reina de la repostería en la ciudad. Editoriales de moda como Vogue y Harpeer’s Bazar se rinden ante sus elaboradas creaciones que van desde un corazón sangrante (relleno de ‘red-velvet’) a un colorido jardín que eclipsaría a los Kew Gardens. Puedes probarlas los domingos en su coqueto local cerca de Columbia Road, o realizar un encargo personalizado mediante su página web.
‘Lily Vanilli’ es solo un ejemplo de las nuevas pastelerías que han aterrizado en Londres tras la fiebre del ‘cupcake’. Son pequeños locales con recetas caseras y un especial cuidado de la presentación. Al fin y al cabo, los dulces entran por los ojos y es la mejor forma de diferenciarse de la competencia. Crumbs & Doilies han sabido destacar con sabores innovadores como palomitas de maíz o “desayuno”. Acaban de abrir su tercera tienda en el Soho londinense, donde encontrarás ‘cupcakes’ y pasteles de capas. El de ‘piñata’ lleva sorpresa.
Meñiques arriba: es la hora del té
Si por la mañana mandan el bacon, los huevos revueltos y las ‘beans’, en cuanto el reloj da las cuatro, el cuerpo pide dulce. La duquesa de Bedford, íntima amiga de la reina Victoria, lo llamaba “ese sentimiento de vacío al final de la tarde”. A ella se le atribuye el invento de la tradición más ‘british’. El ritual del ‘afternoon tea’ comenzó a mediados del siglo XIX en la mansión de la duquesa, y pronto se popularizó entre los miembros de la alta sociedad de la época victoriana. En sus orígenes, consistía en una pequeña merienda con una taza de té, pero ha ido evolucionando hasta convertirse en un lujoso festín. Generalmente, el té va acompañado de ‘scones’, pastas y pequeños sándwiches de salmón y pepino, que se sirven en una fuente de varios pisos. Con el tiempo, los acompañamientos se han vuelto más sofisticados y los ‘cupcakes’, el champán y los ‘macarons’ no faltan en las bandejas.
Puede disfrutarse en salones de té, cafés y hoteles de lujo. El del hotel Ritz es uno de los más célebres. Tienen un estricto código de etiqueta que preserva la tradición de finura y elegancia que siempre ha rodeado a la hora del té. En The Berkeley son conocidos por sus menús temáticos. En la temporada de invierno 2015/2016 homenajean al mundo de la moda con pasteles y pastas vestidas de Moschino y Dolce & Gabanna. Para el cumpleaños de la Reina, del 18 al 24 de abril prepararán un especial con los mejores sombreros y bolsos de su Majestad.
Los amantes del chocolate tienen una cita en el hotel One Aldwych. Su ‘afternoon tea’ está inspirado en el clásico de Roald Dahl ‘Charlie y la Fábrica de Chocolate’ y haría enloquecer al mismísimo Willy Wonka. Su menú de fantasía incluye huevos dorados rellenos de tarta de queso con corazón de mango y algodón de azúcar casero.
Deja hueco para el postre – o el cóctel-
Si eres de los que siempre se dejan lo mejor para el final, tenemos una buena noticia. Los días de reservarse para el postre han terminado gracias a Pollen Street Social. Con una estrella Michelín, este moderno restaurante en el barrio de Mayfair ha conseguido que el postre tenga tanto protagonismo como la comida. Tiene un ‘dessert bar’, un espacio dedicado únicamente a ellos, por lo que no hace falta cenar para pasar al dulce y cada elaboración tiene asociado un cóctel con el que maridarlo. Jason Atherton, el chef detrás de Pollen Street Social, no es el único en apostar por la unión de cócteles y dulces. Basement Sate, en el Soho, fue el primer bar de postres y cócteles de Londres. Es lo único que sirven en este local subterráneo de ambiente sexy, paredes de ladrillo y asientos de cuero. El lugar ideal para una cita.
En Three Six Six van un paso más allá y meten el postre dentro del vaso. Dividen su carta por sabores y en el apartado dulce encontramos delicias como Smoked Fashioned, que además de whisky, lleva vainilla y chocolate azteca, o Tito’s Drink, una mezcla de batido de plátano con vodka coronado por una mariposa comestible y fideos de colores.
En Mr Fogg’s Residence hacen lo propio con las chocolatinas After Eight, a quienes homenajean en su cóctel Toodle Pip Hot Chocolate. Los que no pueden decidir entre comerse o beberse el postre tienen Primrose Bakery. Sus ‘cupcakes’ de gin tonic y mojito son los que más triunfan dentro de su amplio catálogo. Cada viernes, tienen un sabor disponible, incluyendo margarita, ‘old-fashioned’ y vodka.
Y si esta golosa guía te sabe a poco, en verano aterriza directamente desde Nueva York la primera sucursal de Dominique Ansel en Europa. El inventor del ‘cronut’ traerá sus arriesgadas creaciones al corazón de la capital inglesa.
Lo de la hora del té me resulta algo muy necesario, me gustaría que en España también se estilase.
Saludos