Las cataratas de Iguazú es una de las 7 maravillas naturales del Mundo. Durante su verano austral déjate hipnotizarte por sus impresionantes saltos de agua
Cuando, con quince años, asistí ilusionado a la charla que daba el gran aventurero Miguel De La Cuadra Salcedo en una entidad financiera de Alicante, nunca imaginé que, algo más de una década más tarde, iba a estar realizando uno de mis sueños más anhelados. La charla versaba sobre la famosa Ruta Quetzal -que sigue viva en nuestros días-, un viaje por América Latina en la que jóvenes de toda la comunidad hispano-hablante aprovechan para conocer diversas culturas, rica historia y a sí mismos.
Yo fui allí empujado por el gran impacto que causó en mi joven e impresionable ánimo las imágenes de las cataratas de Iguazú en la oscarizada película de 1986, La Misión. Robert de Niro y Jeremy Irons intentaban proteger a los indígenas de las misiones jesuitas en la zona del Paraná de los esclavizadores españoles y portugueses. Sólo por los paisajes merece la pena verla.
Nunca conseguí una plaza en la Ruta Quetzal, pero logré mi objetivo en el año 2004, durante mi primera vuelta al Mundo.
Ahora que aprieta el frío en Europa es el mejor momento de olvidarse de bufandas y abrigos, calzarte unas chanclas y ver las maravillas que nos ofrece el hemisferio sur, empezando por una de las más bonitas que vi jamás: las cataratas de Iguazú, una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo.
Cómo llegar
Las cataratas de Iguazú ejercen casi de frontera natural entre tres países: Argentina, Brasil y Paraguay.
Desde Europa puedes tomar un vuelo de Lanchile o Iberia desde Madrid hasta Buenos Aires. Lan es mucho mejor compañía que Iberia, si podéis elegir. Una vez en la capital argentina, podéis llegar hasta la zona de las cataratas en autobús o avión.
Los autobuses argentinos -que parten de la Terminal de Ómnibus de Retiro, en Buenos Aires- son muy cómodos y el viaje por carretera siempre te permite conocer algo mejor el país y su gente, pero si tenéis los días contados quizá sea mejor ahorrarse las 19 horas de viaje volando tan sólo un par.
De nuevo, la mejor opción para vuelos internos es Lan, que compite, principalmente, con Aerolíneas Argentinas
Dónde alojarse
Para visitar las cataratas de Iguazú hay dos opciones de alojamiento: Puerto Iguazú (Argentina) y Foz do IguaÇu. (Brasil)
Mi recomendación es que os quedéis en el lado argentino. Puerto Iguazú tiene fama de ser más segura que su hermana brasileña y ofrece mucha más variedad de alojamiento y ocio. El trayecto desde el pueblo hasta la entrada al lado argentino de las cataratas no llega a media hora y hay un servicio de autobuses que parten desde el centro cada poco tiempo por menos de 2 euros.
Para los más pudientes, siempre existe la opción de alojarse en alguno de los lujosos hoteles que se encuentran dentro de los límites del parque. Es el caso del Sheraton Iguazú Resort & Spa.
Recorrido en las cataratas de Iguazú
Esta maravilla de la naturaleza reparte su exuberante belleza entre Brasil y Argentina, y ambos países han aprovechado para construir sendos parques para los visitantes.
Parque brasileño
Para aquellos que suelen dejarse lo mejor para el final, recomiendo que visiten primero el parque situado en el lado brasileño.
La entrada brasileña cuesta 52,50 BRL (unos 17 euros al cambio) para adultos y 7,90 BRL para los niños entre 2 y 11 años. El precio incluye el transporte en bus turístico por las instalaciones.
Las pasarelas que ofrecen vistas a las cataratas son muchas menos que en el lado argentino pero muestran una perspectiva muy impresionante al verlas desde en frente. El recorrido es bastante corto y acaba en una zona de restaurantes y tiendas de souvenirs. Los coatíes -unos pequeños mamíferos omnívoros cuyo nombre guaraní significa nariz alargada- os acompañarán durante vuestro almuerzo.
Medio día es suficiente para esta visita.
Parque argentino
El lado argentino es una historia bien diferente. La red de pasarelas es mucho más extensa y ofrece también paseos temáticos por la selva y otras actividades. Necesitarás al menos un día para poder explorarlo adecuadamente.
Paseos
Hay dos circuitos de pasarelas bien diferenciados: el superior y el inferior.
Decidí comenzar por el superior. Para ello tomé el pequeño tren turístico que te lleva al inicio del circuito. Nada más subir a él se me erizó la piel al escuchar la canción Gabriel´s Oboe, de la banda sonora de la Misión. Si no la conocéis, os recomiendo ponerla mientras leéis este artículo. Yo la seguí reproduciendo en mi mente cuando llegué a uno de los lugares más espectaculares de los que he estado en mi vida.
Observar la potente caída del agua de La Garganta del Diablo -el salto de agua más popular del parque de las cataratas- es algo que te deja totalmente absorto. El agua se desparrama desde una altura de 70 metros con una brutalidad que hace que el vapor de agua generado por el choque con las rocas del fondo se eleve hasta la zona de pasarelas. Os aconsejo que os llevéis un chubasquero, aunque los días de verano se agradece esa fina lluvia que surge del abismo.
Es increíble el poder de atracción que ejerció sobre mí el río Iguazú justo antes de despeñarse por la Garganta del Diablo. Contemplas un agua mansa, enmarcada por la selva impenetrable, cuya corriente parece no tener ninguna fuerza. Un metro más allá se despeña con ansia suicida. Te dan ganas de saltar la valla y alcanzar, caminando con el agua por la rodilla, una de las rocas que se asoman al vacío. La sensación debe ser inolvidable. Pero no lo hice. No quería que me expulsaran del parque.
Continué mi recorrido por el circuito superior y obtuve una vista aérea de otros saltos importantes como los de Bossetti, Dos Hermanas y el Chico.
El paseo inferior ofrece una perspectiva muy distinta al situarte donde mueren los saltos. Destacar los de Alvar Núñez Cabeza de Vaca y Lanusse.
Merece la pena recorrerse toda y cada una de las pasarelas sin prisa alguna.
Sendero Macuco
Añade una experiencia selvática a tu visita al parque. El macuco es un pequeño ave que habita en estas latitudes. Sin embargo, está en peligro de extinción y será complicado que lo veáis durante vuestro paseo de 3,5 kilómetros entre los árboles. Monos, coatíes, serpientes, aves y armadillos intentarán compensaros por la ausencia del macuco.
Isla de San Martín y experiencia náutica
La experiencia en las grandes lanchas a motor que te acercan lo máximo posible a la caída del agua es algo que todo el mundo acaba probando. El embarcadero se encuentra justo frente a la famosa Isla de San Martín. Desde su desierta playa puedes observar la Garganta del Diablo y casi todos los saltos principales.
Sólo se puede acceder a la isla los días en que el caudal de agua no es demasiado elevado.
Otras actividades que se pueden realizar son: visita al centro de interpretación, safaris, paseos en barca o, simplemente, pasear por la zona de restaurantes y tiendas de souvenirs.
La entrada para un adulto que no sea argentino ni pertenezca a Mercosur cuesta 260 ARS (unos 26 euros al cambio actual).
Regresé a las cataratas en 2009 y tengo pensado volver en breve para intentar disfrutar de una de las visitas nocturnas que se organizan cuando hay Luna llena. Es la estampa natural que más me ha impresionado durante mi vida de viajero. Algo que todo el mundo debería contemplar una vez en la vida para darse cuenta de la fuerza de la naturaleza y guardarle el respeto que se merece.
David Escribano @davidescribano
Es economista de carrera pero viajero y cuentacuentos de vocación. Desde el 2007 es co-editor de Viajablog (@viajablog), uno de los blogs de viajes pionero de la blogosfera y miembro fundador de la agrupación Travel Inspirers. Enamorado del arte de cargar con la mochila y perderse largos meses, ha dado la vuelta al Mundo un par de veces y es un experto en Sudamérica, el Sureste asiático y Oceanía. Lo que más le gusta del viaje es mezclarse con la gente del lugar. Escribe todo en un diario de viaje en papel para contarlo a quien quiera leerle a su vuelta.