Rojos, amarillos, rosas, morados… en estas fechas inundan los campos de Turquía, Canadá y por supuesto Holanda, donde preparan los festivales en su honor. ¡Estás invitado!
¡Ahí vienen los tulipanes! Así es como se referían a los soldados de las tropas turcas sus enemigos en tiempos del Imperio Otomano por los coloridos pañuelos que adornaban sus cabezas. Varios siglos han pasado, tantos como para creer que los tulipanes son de Holanda. Su origen está en Asia Central y su cultivo como planta ornamental en la península de la Anatolia (actual Turquía) comenzó en el siglo XI. No era raro ver el palacio de un sultán con su propio campo de estas flores. Eso sí, estos huertos estaban ocultos y salvaguardados por sus mejores guerreros. Intentar robar una de las flores podía terminar con la vida del ladrón.
Tan importante llegó a ser que existió dentro del Imperio Otomano, entre 1718 y 1730, el Periodo del tulipán, durante el cual especies raras podían venderse por sumas astronómicas, llegando a costar un puñado de bulbos lo mismo que una casa en Ámsterdam. Su comercialización en Europa provocó la primera burbuja especulativa de la historia económica y desató la locura.
La flor de los sultanes
Con más de 150 especies reconocidas, el ‘lale’ (‘tulipán’) es la flor nacional de Turquía, uno de sus amuletos y la imagen que más reproducciones tiene en mosaicos, azulejos, alfombras y telas junto con la mano de Fátima y el ojo de la suerte. Tiene una mezquita propia, ‘Laleli Camii’ y por supuesto no podía faltar un festival en su honor. Desde abril y durante el mes de mayo todos los parques de Estambul se llenan de color: los alrededores de las Murallas de Constantino, los jardines de Sultanahmed junto a Santa Sofía y la Mezquita Azul, y el de Göztepe. En todos los rincones plantan cada bulbo con esmero para que cuando crezcan dibujen figuras ondeantes y hasta formas de tulipanes.
No sólo es un ‘lavado de cara’ para la ciudad, es un mes cargado de actividades con música, clases de pintura y de fotografía en lugares como el parque Emirgan. También adornan calles, rotondas y medianas de las carreteras, cualquier lugar es idóneo para plantar cerca de 30 millones de bulbos.
Holanda, tulipanes de fama mundial
Una vez traspasadas las fronteras entre Turquía y Europa occidental, estas flores llegaron hasta los Países Bajos donde se convirtieron en símbolo nacional. Desde hace siglos decoran las ciudades holandesas, aportan luz y color a los pies de sus molinos y son indiscutible seña de identidad.
El mejor lugar para ver tulipanes en Holanda en esta época es Keukenhof, un parque donde se plantan siete millones de bulbos. A media hora en coche desde Ámsterdam, Keukenhof es el parque floral más grande del mundo ubicado en Lisse, en plena Región de los Bulbos. El parque abre de 8:00 a 19:30 y puedes comprar tus entradas (15 euros) con antelación en su web si lo prefieres. Si no conoces este parque, no conoces Holanda. Y si has estado ya, debes regresar, porque cada año los colores y diseños de plantación cambian. Eso sí, hazlo sólo hasta el 16 de mayo, porque es esa fecha el parque cierra sus puertas hasta el año siguiente, antes de que los tulipanes comiencen a marchitarse.
La reina del color
En Albany, Nueva York, no sólo celebran el mes de los tulipanes, además coronan a su propia reina de los festejos. El primer fin de semana de mayo se conmemora la 68ª edición del Annual Albany Tulip Festival, un acontecimiento que tiene lugar en el parque Washington, adornado con 140.000 tulipanes de más de un centenar de especies distintas.
El mes de las flores es la excusa para disfrutar de salidas al aire libre, conciertos, degustación de comidas en ‘food trucks’ y ventas de artesanías locales. Albany recuerda así un pasado como colonia holandesa en el que era conocida como Nueva Holanda hasta la toma por parte de los británicos en 1664.
Alianza histórica
Más de seis décadas llevan en Ottawa, Canadá, celebrando su propio homenaje: el ‘Canadian Tulip Festival’ o ‘Festival Canadien des Tulipes’. Comparten eventos con la vecina Gatineau y este 2016 la cita tiene lugar entre el 12 y el 23 de mayo. Los vecinos disfrutan de los desfiles donde aparecen desde payasos hasta malabaristas y princesas Disney. Durante estos días se escucha mucha música y se puede asistir a cursos de arreglo floral (‘ikebana’) y exposiciones en el Pabellón Internacional. Canadá y Holanda estrecharon lazos de amistad cuando la primera ayudó a la liberación de los Países Bajos durante la Segunda Guerra Mundial. Años después, en 1953, el gobierno creó este festival para conmemorar tal alianza y ensalzar su cultura.