El año tiene 365 noches pero ninguna tan mágica como la del 23 al 24 de junio. Por toda España se suceden hogueras, deseos y fiestas hasta el amanecer. Elige dónde quieres celebrarla.
El fuego quema lo malo y trae lo bueno, por eso es el elemento que más se repite durante la mágica Noche de San Juan. Es en Nochevieja cuando se piden los deseos y se realizan promesas para el año nuevo. Pero sólo seis meses después ya es hora de renovarlas y comenzar de nuevo con motivo de la llegada del verano. Cada ciudad española celebra esta festividad a su manera, pero en casi todas ellas las hogueras cumplen una función simbólica imprescindible. A las doce de la noche tienes que estar preparado porque comienza la fiesta de la noche más corta del año.
La Coruña, con ayuda de las meigas
“Es mejor entrar en La Coruña de noche que en el mismísimo cielo de día”. Así lo dice una canción popular. Es de noche cuando la tradicional Marineda (nombre literario de la ciudad y hoy sólo reconocible en su colosal centro comercial) muestra su halo más mágico y en la ‘Noite da Queima’ se nota más que nunca. Por eso y por sus arraigadas tradiciones, esta fecha ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. Las celebraciones comienzan a mediados de mayo con un conjunto de actos culturales, sociales, deportivos y populares entre los que destaca la elección de las Meigas, las reinas de las fiestas.
En la noche bruja, cualquier lugar, esquina o barrio es idóneo para una pequeña hoguera y para una ‘sardiñada’, porque “por San Xoán a sardiña molla o pan”. Llegada la medianoche, el sitio favorito de los coruñeses es la playa. Las de Riazor y Orzán se llenan de vecinos y turistas. Desde la explanada de Las Esclavas comienzan los fuegos artificiales y la noche va transcurriendo entre verbenas y conciertos. La queimada es la tradición más característica de esta noche. Una clásica bebida alcohólica gallega que se prepara en un gran cuenco, se sirve con un cazo y se toma en un pocillo. En su elaboración no falta el fuego para flambearlo, y mientras se remueve debe pronunciarse el ‘conxuro’ para mantener a raya a los malos espíritus. La noche continúa hasta el amanecer en los pubs del Paseo Marítimo para quienes quieran ver bailar al sol.
En Alicante se quema el arte
Si te has perdido las Fallas de este año puedes acudir a las Hogueras de Alicante y verás que la celebración no es muy distinta. Las ‘Fogueres de Sant Joan’ también son de Interés Turístico Internacional y reclaman un reconocimiento equivalente a la fiesta valenciana. Los protagonistas son los monumentos o ‘ninots’, representaciones artísticas a todo color de temática fantástica, que durante la noche mágica arden pasto de las llamas. Antes de la ‘cremà’, algunos se exhiben en el Museu de Fogueres y en el mismo día se preparan en las calles para que todo el que quiera pueda admirarlos antes de que desaparezcan para siempre. A medianoche comienza la quema con la que los alicantinos dan la bienvenida al verano. Y desde el cerro del monte Benacantil se produce un espectáculo pirotécnico que se refleja en el Mediterráneo y que llena de luz el cielo de la ciudad.
Barcelona, la ‘nit’ más dulce
Cualquier excusa es buena para tomar un plato típico, pero en la noche de Sant Joan en Barcelona, y en toda Cataluña, esta celebración es especial. Las familias y amigos se reúnen para cenar con ansias de llegar al postre: la coca de Sant Joan. Se trata de un pan de brioche decorado con frutas confitadas y piñones, y que puede estar relleno de nata, crema o chocolate. La más clásica es la coca de ‘llardons’ (chicharrones), muy típica del pirineo catalán. Según el cocinero Ignasi Domènech, “la coca de San Juan debe tener un tamaño canónico, el doble de largo que de ancho”. Para acompañarla, no debe faltar una copa de cava. Y para bajar la comilona hay que salir a la calle a titar petardos y encender bengalas.
Las hogueras también están presentes y comienzan a prepararse horas antes. En la tarde del 23 de junio, la llama del Canigó llega a la plaza de Sant Jaume, donde es recibida por las autoridades, la Àliga de Barcelona (águila de bronce representativa de la cultura popular) y el desfile de Gigantes mientras suena la canción ‘Muntanyes del Canigó’. Posteriormente, el fuego, como si de unas olimpiadas se tratara, se lleva de barrio en barrio para ir encendiendo las hogueras. Es típico que algunos vecinos se disfracen de ‘diables’ y ofrezcan espectáculos pirotécnicos. También se celebra en la playa a orillas del Mediterráneo. La Vila Olímpica es una de las más visitadas para reunirse en torno al fuego. A medianoche disfrutan de los fuegos artificiales y la fiesta continúa en todos los locales nocturnos de la ciudad hasta que llega el día de San Juan.
Al trote en Ciutadella, Menorca
El agua, el fuego y la pirotecnia pierden protagonismo ante los caballos en el municipio menorquín de Ciutadella. Además de celebrar la noche más corta del año y dar la bienvenida al verano, San Juan es su patrón, así que la celebración es más grande aún. Cientos de ‘caixers’ (jinetes) corren a lomos de sus caballos, ambos vestidos para la ocasión, entre un hervidero de gente. Para reponer fuerzas, nada mejor que una copa de pomada o ‘ginet’, bebida típica menorquina a base de Gin Xoriguer (ginebra producida en Mahón) mezclado con limonada.