Descubre los secretos de la cocina francesa en un crucero por el Canal del Mediodía donde tu gusto y tu olfato serán los más mimados.
Los cruceros destacan, como norma general, por sus actividades, sus zonas de descanso, las excursiones que permiten a bordo y en algún caso, incluso por los mareos de sus pasajeros, pero el crucero que te ofrecen en Belmont es muy diferente.
Se trata de una delicia, y valga la redundancia, para el sentido del gusto: seis días recorriendo el Canal del Mediodía para descubrir los entresijos de la cocina francesa. El canal une el río Garona en Toulouse con el Mediterráneo, e inaugurado en 1681, es el más antiguo de Europa en funcionamiento.
El crucero está planificado para que cada momento sea exquisito. El primer día el recibimiento corre a cargo del Belmond Alouette, el barco donde pasarás tus vacaciones, que te dará la bienvenida con una copa de champán y una deliciosa cena. Pero no será ese el único lujo con el que te mimen: encontrarás dos estancias con la última tecnología de audio y vídeo, Internet y juegos de mesa. En el barco pueden viajar hasta cuatro pasajeros, además de las cuatro personas que forman la tripulación.
Tu aprendizaje gastronómico comienza con la llegada a Capestang, donde te enseñarán cómo se hace la famosa quiche Lorraine francesa, una terrina al estilo del condado, y una tarta de limón servida con un chorrito de caramelo. Para acabar el día, visitarás Oppidum d’Enserune, una ciudad pre-romana situada en uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la región. En su museo podrás conocer más de cerca la historia de esta villa situada en lo alto de una colina.
El tercer día es más relajante, ya que podrás disfrutar el desayuno mientras navegas por el canal tranquilamente. Cuando llegue la hora del almuerzo, aprenderás a cocinar un gazpacho de tomate cherry con aguacate, ideal para el verano. En la cena, un cordero con salsa de vino y estragón te esperará sobre la mesa.
La Abadía de Fontfroide, fundada por los benedictinos en el siglo XI, con sus 2.500 rosales de once colores diferentes, te permitirán realizar el paseo perfecto para estirar las piernas, y de vuelta al barco podrás hacer una parada en Château Auris para participar en una cata de vinos.
En el ecuador del crucero llegarás hasta Narbona, ciudad fundada por los romanos y por donde pasa el canal de la Robine, nombrado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1996. Aquí tendrás la oportunidad de elegir, junto al chef del crucero, los ingredientes para la cena. La comida corre a cargo de un restaurante al otro lado del mercado de Narbona. Este restaurante es conocido por su marisco, fresco y directo del Mediterráneo.
Para la cena, tendrás que elaborar un bourride, una especialidad gastronómica de la ciudad de Sète. Su nombre proviene del provenzal, y significa “hervido”. Esta caldereta comienza con un estofado de pescados blancos, especialmente rape, a los que se añade un brunoise de verduras. También se pueden incluir mejillones. El brunoise es una forma de cortar los vegetales en pequeños dados, en este caso, para el plato utilizarás apio, puerros, zanahorias y cebollas. Después, la salsa que lleva se espesa con mayonesa y se presenta con picatostes untados en ajo.
El penúltimo día desembarcaréis en Minerve, un pequeño pueblo medieval que destaca por su producción de vinos de gran sabor. Además, está clasificado con el sello de calidad de “Los pueblos más bellos de Francia”, una asociación francesa creada en 1982 con el objetivo de promover y atraer el turismo a los pequeños municipios franceses rurales, según el patrimonio artístico e histórico que poseen. En esta ocasión, después de Minerve, la parada para la cata de vinos se realiza en Peyriac-Minervois. Por la tarde toca aprenderás todo sobre la cocina de estilo mediterráneo, haciendo énfasis en los alimentos frescos y ligeros.
Para finalizar la semana, Carcasona abre sus puertas al turismo. Esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, es famosa por su ciudadela amuralla, un conjunto arquitectónico medieval que fue restaurado en el siglo XIX. Aquí podrás aprender cómo se cocina el cassoulet, el plato más típico de la ciudad, un guiso hecho a base de alubias blancas o frijoles y distintas partes de carne animal y embutidos. La carne puede variar según las recetas familiares, pero habitualmente lleva costilla de cerdo, salchichas de Toulouse, tocino, corteza de tocino y pato confitado. Dependiendo de la temporada del año o la variedad local, a veces se incluye la morcilla de sangre.
La última clase se impartirá en el barco, a la hora de la cena, donde tendrás que demostrar tus habilidades culinarias para preparar unos raviolis en una reducción de vino blanco. Una cena de gala para despedir un viaje culinario y gastronómico inigualable.
Un regalo para la vista
El crucero pasa por Minerve, clasificado con el sello de calidad de Les plus beaux villages de France (Los pueblos más bellos de Francia). Para formar parte de ellos hay que cumplir tres requisitos: no superar los 2.000 habitantes, contar al menos con dos lugares inscritos en los monumentos históricos y la petición de adhesión aprobada por el conseil municipal.