El enoturismo, como su propio nombre indica, es el turismo en el que el hilo conductor es el vino. De hecho, cada vez son más los seguidores de este tipo de viajes que se centran en el vino, sus maneras de producción, su elaboración e incluso valorarlo mediante catas. Sin embargo, no se trata solo de eso. Y es que un viaje de enoturismo nos brinda la posibilidad de conocer los lugares más hermosos, sus gentes y toda clase de expresión artística.
Para vivir el enoturismo
1. Reserva previamente
Existen gran cantidad de opciones para poder conocer a fondo los lugares que vamos a visitar. En este sentido, no hay nada mejor que echar un vistazo por las páginas web de las bodegas más interesantes y recibir buenos consejos de enoturismo. Antiguamente, era prácticamente imposible presentarse en una bodega y encontrársela con las puertas abiertas para todo el mundo. Sin embargo, hoy es una realidad y podemos disfrutar de ellas siempre y cuando hayamos hecho una reserva previa.
2. Disfruta de los paseos entre las viñas
El enoturismo es una forma de viajar completamente apta para todos los públicos. Es decir, te permite disfrutar a tope de cada instante con intensidad alternándolo con las dosis exactas de descanso. Asimismo, las bodegas proporcionan el ambiente de paz y tranquilidad idóneo para liberar todo tipo de estrés. Por otro lado, no olvides disfrutar de un relajante paseo entre los inmensos viñedos para desconectar y, a su vez, engancharte a su naturaleza.
3. Precio de visitas guiadas
Como es obvio, una visita guiada siempre será mucho más enriquecedora e instructiva. Por este motivo, la mayoría de las bodegas cuentan con especialistas en divulgación y apreciación de la cultura del vino y su precio dependerá, en mayor o menor medida, de su disponibilidad. Otras bodegas, en cambio, varían el precio de la visita en relación al tipo de excursión y el vino que deseas catar.
4. Ropa adecuada para la visita
Debemos ser coherentes y preparar la maleta con lo que vayamos a necesitar según las actividades que hemos escogido para el viaje. Además, grandes tramos de la visita van a transcurrir en distintas salas de crianza o envejecimiento del vino que precisan de húmedas y bajas temperaturas. Por lo tanto, es imprescindible contar con ropa de abrigo incluso en épocas veraniegas.
5. Si bebes no conduzcas
Tan importante como hacer una maleta es escoger el medio de transporte que emplearemos para emprender nuestro viaje. Gracias a la existencia de visitas organizadas, tenemos una ocasión increíble para olvidarnos por completo de conducir. La mayoría de las rutas que vas a realizar incluyen su cata de vino particular. Este hecho, evidentemente, nos imposibilita para manejar un auto con total garantía y seguridad.
6. Un viaje completo
El enoturismo es, además, una oportunidad de oro para poder llevar a cabo otras de esas actividades que tanto te gustan: senderismo, exposiciones, museos, conciertos, ferias, toda oferta deportiva, etc. Gracias a su amplia variedad, el número de adeptos a esta clase de viajes crece continuamente.
7. Consulta las fechas
Es lógico que la afluencia de visitantes en las bodegas de vino varíe según la climatología o la época del año en la que estemos. ¿Por qué? Simplemente porque la elaboración del vino está altamente vinculada a estos factores, así como al entorno natural y la tierra. Por esa razón, si queremos presenciar los trabajos relacionados con la vendimia, tendremos que asistir entre los meses de agosto y octubre.
8. ¿Qué ver en las bodegas?
Para todos aquellos que vivan el enoturismo por primera vez, recomendamos realizar la visita más completa que esté en sus manos. Es decir, poder gozar de todo el proceso de producción del vino en todas sus estadías y fases. Si ya eres un veterano en la materia, quizás lo más recomendable para ti sea encontrar esa bodega curiosa por su arquitectura, su antigüedad, tamaño…
9. Gastronomía
El vino siempre va acompañado de un buen manjar. Aprovecha esta experiencia para conocer la gastronomía de la zona en relación con el vino. El turismo gastronómico y el enoturismo son dos hermanos gemelos inseparables que nos facilitan el momento de descubrir un lugar a través de sus productos.
10. Sé curioso
Si eres de los que no tienen suficiente con visitar una sola bodega, destapa el niño que llevas dentro y pregunta constantemente para resolver todas las dudas. Muchas charlas pueden llegar a parecerse si no lo haces.
11. Apto para todos los públicos
Existe un pensamiento global y errado de que el mundo del vino es un círculo cerrado para entendidos en el que no puede entrar nadie más. Lejos de esos falsos argumentos, el vino es un elemento estrechamente ligado al hombre desde su existencia y, como tal, debemos ser todos partícipes de su goce y disfrute. Por ello, el enoturismo es la actividad correcta para aquellos apasionados que quieran aprender de los expertos anfitriones de las bodegas.
12. Venta de vino
Casi todas las bodegas, sin excepciones, ofrecen la venta de su propio vino in situ. Algunas mediante su propio establecimiento en el lugar y otras con servicios más directos. En verdad, los precios no difieren demasiado de una compra realizada en un supermercado, pero en una bodega contarás con ciertas ofertas a las que no puedes acceder en ningún otro comercio.
13. La vinoterapia
Además de poder participar en las actividades más comunes como la vendimia o el pisado de la uva, podrás participar en otras más innovadoras relacionadas con la denominada “vinoterapia” y beneficiarte de sus características terapéuticas tanto para salud como para belleza: masajes, baños, mascarillas, etc. Todo ello teniendo al vino como protagonista.
En conclusión, el enoturismo se ha convertido en una nueva alternativa para viajeros de todo tipo. Pues no es preciso ser un auténtico experto enólogo para disfrutar de tus vacaciones visitando las mejores bodegas. En estas excursiones aprenderás aquello que siempre has deseado sobre el vino y todo lo que le rodea, visitarás lugares hermosos y tendrás la ocasión de degustar la buena gastronomía que lo acompaña.