¿Viajar solo o acompañado?
La disyuntiva de viajar solo o acompañado suele provocar no pocos pensamientos en los que quieren aprovechar su tiempo libre para visitar otros lugares. Sin embargo, cada una de ambas opciones tiene una serie de características positivas que pueden animarte a emprender tu aventura de la forma que estimes más oportuna.
Con quien ir de vacaciones
La palabra vacaciones conlleva, de forma implícita, diversión y poder relajarse a gusto. No obstante, en muchas ocasiones hay una serie de obligaciones familiares, personales y de diversa índole que te obligan a pasar un mes entero con gente a la que no toleras demasiado.
¿Has pensado en viajar solo? Quizá tus amistades no te quieran acompañar a un destino en concreto o, simplemente, necesites tiempo para reencontrarte, recargar pilas y volver con más fuerza que nunca. Entre otras ventajas de esta modalidad de viaje, podemos citar:

– Que es posible convertir tu viaje en una sesión de psicoanálisis. La soledad te ayuda a conocerte mejor, a tomar decisiones y, más que probablemente, a encontrarle solución a ese problema que te parecía imposible de arreglar.
– Que un viaje te cambia para siempre. Eres tú contra el mundo, nada ni nadie puede pararte. Te sorprenderás de tu vitalidad, de tu capacidad de reacción y de cómo afloran características positivas que dabas por desaparecidas.
– La posibilidad de conocer a gente interesante. Es más que probable que te encuentres con personas en tu misma situación. ¿Quién sabe si el amor de tu vida te está esperando en otro país?
– Que te resultará más fácil despojarte de tus prejuicios y vivir la vida sin límites. Si en tu destino no te conoce nadie, ¿qué más da lo que hagas? Seguro que te tomas la vida de otra forma y que consigues sacarle el máximo partido.

Si, en cambio, prefieres viajar acompañado, recuerda que este tipo de experiencias:
– Refuerzan los lazos de amistad con los que te acompañan. 24 horas juntos y teniendo que decidir sobre casi todo une mucho. Igual termináis saliendo en el periódico local por todo lo contrario, pero hay que viajar con optimismo y con ganas de vivir una experiencia.
– Pueden ayudarte a viajar incluso cuando no te apetece. Esos compromisos suelen ser los mejores. Ya tienes los billetes y no tienes ganas de nada, pero una vez en el destino terminas animándote y pasándolo en grande.
– Es posible compartirlo todo. Desde la compra de entradas para un museo a votar dónde vais a cenar o qué excursión vais a hacer. Las decisiones son la consecuencia directa de una puesta en común de ideas. La sensación de pertenencia a un grupo es magnífica para completar tu viaje.
Como habrás comprobado, no siempre es sencillo encontrar una respuesta a la pregunta que le da título a este artículo. Depende de los gustos, pero lo que sí podemos concluir es que viajar solo o acompañado es una cuestión que tiene como única respuesta la de hacer un viaje. Viajar es sinónimo de tener ganas de vivir. ¡Decídete y disfruta!