Paredes desconchadas, grafitis y un par de bicicletas viejas. No estamos en un edificio abandonado, sino en el bar de moda de la capital húngara. La fiesta aquí está asegurada.
Las apariencias engañan y Budapest lo demuestra cada noche. En los ‘bares en ruinas’ el ambiente es de todo menos decadente y los balnearios no solo sirven para relajarse. Ambos forman ya parte de la vida nocturna de la ciudad y son tan populares como la mejor de sus discotecas. Tradicional, cosmopolita y ‘underground’, a la capital de Hungría le gusta jugar al despiste también en la oscuridad. Por eso, tiene opciones para todos los gustos: noches tranquilas, despedidas de soltero y hasta veladas a remojo. Y es que, cuando el sol se pone, la “perla del Danubio” sigue brillando.
‘Ruin pubs’: renovarse… o revivir
Eso debieron pensar los precursores de los primeros ‘ruin pubs’ a principios de los 2000. La crisis hizo que el Gobierno pusiera a la venta inmuebles antiguos a precios muy bajos, y un grupo de jóvenes los compraron. En lugar de reformar los centenarios edificios para convertirlos en un local más, decidieron aprovechar su deterioro y hacer de este su marca de identidad. Sus paredes se llenaron de murales y sus salones de objetos reciclados de todo tipo. Coches y bañeras transformados en sofás, radio-casettes y bicicletas haciendo las veces de cuadros y una vegetación amenazante a punto de devorarlo todo. Así eran y así son los bares de moda de Budapest. Actualmente hay alrededor de una veintena repartidos por el centro de la ciudad, sobre todo por el Barrio Judío, donde comenzó la fiebre por los ‘bares reciclados’.
El fenómeno sigue creciendo después de más de diez años, y su fórmula parece lejos de agotarse. ¿Cuál es el secreto de su éxito? Sus precios económicos son sin duda un aliciente, pero no terminan de explicar el que estén llenos a cualquier hora del día, cualquier día de la semana. La respuesta quizá esté en su filosofía de renovación constante. Su afán por reciclarse, no solo los objetos de las salas, hace que los ‘ruin pubs’ sean también restaurantes, museos, salas de concierto o mercados. Turistas y gente local vienen atraídos por la ecléctica decoración, pero repiten por el ambiente que se genera. Pese a su aire alternativo, no solo cautiva a jóvenes y ‘hippies’, sino a gente de toda edad y condición. Forma parte de la lógica de estos pubs: aquí cabemos todos (y de todo).
Cuatro ‘ruin pubs’ imprescindibles
A Szimpla Kert (Kazinczy,14) le llaman el “abuelo” de los bares reciclados, pero nada que ver con la media de edad del local. Fue el primer ‘ruin bar’ de Budapest y continúa siendo el más conocido después de colarse en la lista de los mejores bares del mundo de Lonely Planet. Su estilo pionero inspiró al resto de locales y marcó un antes y un después en el mundo del diseño y la decoración de ‘reciclaje’. El local de aspecto laberíntico se transforma en un ‘farmer’s market’ los domingos, cuando productores locales venden sus frutas y verduras en su patio interior. Su fama atraviesa fronteras: tiene una segunda sede en Berlín. Si la capital ‘underground’ por excelencia te copia, es que lo estás haciendo bien.
Instant (Nagymező,38) es el más grande. Con 26 salas, dos jardines y siete escenarios, tienes suerte de que la noche sea joven, si no, no te daría tiempo a recorrerlo entero. Además, está en constante reforma porque “les mantiene vivos”. Ofrecen varios ambientes para que todo el mundo se sienta a gusto y afirman que su público es de 18 a 120 años, así que tienen que contentar a un amplio rango de edad.
Nadie podía imaginar que este antiguo laboratorio dental de los años 50 se convertiría en el ‘ruin pub’ más cultural de la ciudad. Fogas ház (Akácfa, 51) es mitad bar, mitad galería de arte. Aquí exponen artistas contemporáneos y se organizan ciclos de cine y conciertos de música indie. Se autodenomina un “espacio de recepción cultural”.
Mazel Tov (Akácfa, 47) es una de las últimas incorporaciones. Su objetivo es modernizar el concepto ‘ruin pub’ con un ambiente urbano, un jardín ‘dog-friendly’ y especial atención a la gastronomía. La cocina está operada por Hummus Bar, toda una referencia de la comida de Oriente Medio en Budapest.
Y los sábados…fiesta en el balneario
No hay tiempo para relajarse. Las llamadas ‘sparties’ unen dos conceptos algo contradictorios, como son el ‘spa’ y la fiesta. Los balnearios, templos de relajación por la mañana, se convierten en una discoteca acuática los sábados a partir de las 22:30 de la noche. Y no tienen nada que envidiarle a las ‘pool parties’ de Las Vegas. El agua está a algo más de 30 grados y una nube de vapor envuelve la pista de baile: los baños termales al aire libre de Szechenyi Bath. Durante los meses de verano, las fiestas tienen lugar en el clásico balneario, uno de los más grandes de Europa. De noviembre a abril las luces de discoteca se encienden en Lukacs Bath. Ambos baños tienen la misma etiqueta: no valen vestidos ni americanas, se necesita ropa de baño. Se permiten bikinis, speedos y hasta el bañador de Borat.