Caminando entre orangutanes 🐒
Si quieres vivir una aventura DE VERDAD, mirando directamente a los ojos de la naturaleza y perdido en una selva tropical plagada de vida salvaje, este es tu post. Visitamos el último refugio para orangutanes del mundo.
Sumatra es uno de los mejores lugares del planeta para ver estos animales en libertad. En una época donde están en peligro, en Sumatra se ha cuidado su población y se ha hecho un gran esfuerzo por mantenerlos libres en su hábitat natural. Quisimos comprobarlo por nosotros mismos.
Orangután significa «el hombre del bosque»
La mejor época para visitar Sumatra es la estación seca, de marzo a septiembre. Martina y yo cogimos un avión desde Kuala Lumpur con destino a Medan, capital de Sumatra, donde una furgoneta nos llevó durante más de cuatro horas a Bukit Lawang, las puertas de la jungla.
Nos encontramos una población que nos recibió con los brazos abiertos. Varias casas de madera y edificios de pocos pisos de altura se levantaban alrededor del río Bohorok, la columna vertebral del pueblo. Las familias disfrutaban en la ribera del manso caudal y varios puentes unían cada orilla.
Cada suvenir que encontramos, en cada escultura, en cada esquina… A cada paso comprobamos que el tesoro más preciado de los habitantes era la gran cantidad de orangutanes que desde la otra cara del planeta veníamos a visitar.
Nuestro plan era pasar dos jornadas completas adentrándonos el Parque Gunung Leuser, disfrutar de toda la fauna con la que nos encontráramos y dormir en el corazón de la jungla.
Nos quedamos un día completo disfrutando de Bukit Lawang (significaba bosque bello) y nos hospedamos en un hostal muy acogedor que se levantaba en el límite del río. Habíamos hablado con uno de los guías que viven en el poblado y nos prometió vivir una experiencia inolvidable.
Al día siguiente nos vino a recoger a las 6 de la mañana y nos despertamos sin necesidad de alarma, estábamos ansiosos por comenzar. Desayunamos algo de fruta y leche con cereales y pusimos rumbo a la jungla.
IMPORTANTE – CÓMO LLENAR TU MOCHILA PARA VER ORANGUNTANES EN SUMATRA
Ante todo, intenta economizar muy bien lo que lleves contigo, vas a llevarlo mucho tiempo a la espalda:
1-Agua: Toda como la que necesites beber. Yo particularmente necesité 4 litros por día, como mínimo. Ten en cuenta que no dejarás de caminar entre senderos escarpados bajo una temperatura muy alta, y con gran humedad.
2-Repelente anti-mosquitos: Atravesarás durante muchas horas un lugar donde los mosquitos son libres y se concentran por millones. Evita ser un blanco fácil.
3-Calzado: Las zapatillas de running están muy bien para correr, pero te aconsejo bota de montaña, si puede ser impermeable. Además, no olvides llevar contigo escarpines para cuando tengas que caminar cruzando el río.
4-Batería externa: Doy por hecho que llevarás el móvil, así que no olvides una batería alternativa. En la jungla no hay tomas de tierra ;D
5-Ropa larga: Siempre que cubras tus brazos y tus piernas, evitarás arañarte con las ramas que cubren el camino y será más difícil que los aguijones y dientes de los animales sedientos de sangre lleguen a tu piel.
6-Linterna: Más allá de la linterna de tu móvil, agradecerás una linterna medianamente potente para desenvolverte en una OSCURIDAD COMPLETA cuando caiga el sol y estés rodeado de sonidos envolventes que no sabrás diferenciar. Hay tigres sueltos, aunque en teoría están lejos de la zona que vas a explorar…
7-Bañador: No olvides que hay un maravilloso río que te estará esperando.
8-Cámara: Si eres de los que, además de vivirlo quieres volver a verlo, no te olvides de una cámara con un objetivo largo, no siempre uno puede ver la naturaleza tan cerca como le gustaría.
9-Chubasquero: Aunque amanezca despejado, en la jungla puede caer un buen chaparrón cuando menos lo esperes.
10-M.B.D.C.U: MATERIAL-BÁSICO DE-CADA-UNO. Si llevas lo que te he aconsejado previamente, irás preparado para la aventura.
Por fin comenzamos nuestro trekking hacia el Parque Nacional Gunung Lauser. La extensión de todo el lugar cubre alrededor de 8.000 Km2 y el punto más alto está a unos 3.400 metros.
Además de los famosos orangutanes, este enclave es el hábitat de otro famoso animal también en peligro de extinción, el Tigre de Bengala. Rinocerontes y manadas de elefantes asiáticos son otros de sus grandes atractivos. Y si tienes mucha, mucha suerte, podrás toparte con la flor más grande del mundo, la Raflesia.
Es obligatorio adentrarse en esta jungla con un guía local, los caminos no están marcados. Además, las rutas están plagadas de cuestas y lianas a las que hay que aferrarse para no caerse, a diferencia de otra zona famosa donde se pueden ver orangutanes, mucho más llana, como Borneo.
Al salir de Bukit Lawang y después de caminar un par de horas mientras salía el sol tras la colina, llegamos a la puerta del Parque que nos confirmaba como peregrinos en búsqueda de su preciado destino.
La biodiversidad de este parque era brutal. Hay que abrir bien los ojos, la vegetación es muy tupida y aunque luzca el sol, los rayos de luz a veces se pierden entre los árboles y no llegan al suelo.
Nadie te garantiza ver orangutanes. La vida salvaje, además de salvaje, es libre. Si abres bien los ojos y tienes paciencia, es muy difícil no cruzarte con estos sorprendentes animales con mirada de humano que parece que quieren hablarte. «Se calcula que quedan más de 14.600 orangutanes en Sumatra, aunque con la velocidad de deforestación por culpa sobre todo del aceite de palma, en 2.030 podrían desaparecer 4.500 ejemplares». FUENTE: ABC 2016
Desde crías hasta los machos dominantes. Cuanto más camines y escuches los consejos de tu guía, más fácil será encontrarlos. ¿No te dan ganas de estar aquí? A mí me dan ganas de volver…
Los guías más expertos conocen a los orangutanes por sus nombres propios a los que responden, pero no hay que olvidar que son animales peligrosos. Hay que guardar siempre una distancia de seguridad con los más agresivos.
Por ejemplo Mina, una orangután adulta, mordió a un viajero y tuvieron que evacuarlo en helicóptero al hospital de Medan porque le transmitió la rabia. Ella es Mina, reconocible por una cicatriz que tiene en su ojo izquierdo:
Durante todo el día estuvimos escrutando la jungla en búsqueda del hombre del bosque. Y no solo vimos orangutanes, también pájaros tropicales, serpientes, camaleones, hormigas gigantes y monos de todo tipo: con cresta, sin cresta, juguetones, asustadizos, ladrones de comida y husmeadores de mochilas abiertas.
Gunung Leuser agota, aunque merece la pena la energía invertida. He estado en otras zonas de selva tropical, como el Amazonas, y este lugar está como mínimo a su altura.
Es una jungla que atrapa, desorienta y obliga a desconectar de nuestro mundo. Apremia a estar atento, a permanecer alerta y a vivir el momento. Sumatra despierta los cinco sentidos para disfrutar en un entorno que nos supera y nos conciencia de lo vulnerable que somos.
Llegamos al campamento poco antes del anochecer. Constaba de varias casas de madera, sin puerta, que daban al río. En su interior, un rudimentario colchón cubierto por una mosquitera agujereada y un saco de dormir nos esperaba para abrigarnos de la brisa que se despertaba en la noche.
Cenamos un banquete delicioso (arroz con verduras, pollo, tortitas y fruta tropical) y nos rendimos al sueño entre un sinfín de sonidos nocturnos que nos avisaban de que la vida no paraba nunca.
Al día siguiente pusimos rumbo adonde el río Bohorok se ponía bravo en la zona más fiera de su caudal. Nos subimos a unas barcas de neumáticos que nos prepararon los nativos, y nos dejamos llevar por la corriente hasta Bukit Lawang.
Al regresar a nuestro hostal, cenamos una pasta que nos supo a gloria y saboreamos la inolvidable experiencia que acabábamos de vivir en un atardecer embriagador.
Nos vemos en la próxima aventura!
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